DESARROLLO HUMANO

Glosario:


Desarrollo humano: concepto y dimensiones.

Estrategias para desarrollar las potencialidades humanas.

El autoconocimiento: concepto, componentes, origen e importancia.

La autoestima y sus procesos: autoevaluación y autovaloración.
Dimensiones de la autoestima: global y de poder o eficacia. Factores de desarrollo de la autoestima.

La motivación: concepto e importancia y fuentes. Estrategias para aumentar la motivación.

La asertividad: concepto e importancia. Características de una persona asertiva. Estrategias para mejorar la asertividad.

La seguridad en uno mismo: concepto e importancia. Las claves del éxito personal.


Desarrollo humano: concepto y dimensiones


Concepto:


Es el trabajo o esfuerzo que toda persona realiza consigo misma, para descubrir y acrecentar sus capacidades, con el fin de alcanzar la felicidad para sí y los demás.








Desarrollarse implica un trayecto a recorrer, un proceso que tiene etapas a cumplir.









Al nacer, todo ser humano posee un conjunto de capacidades en potencia que permanecen ocultas, esperando ser puestas en acto, realizadas durante toda la vida del individuo.


Lo que permite al hombre desarrollar y utilizar sus potencialidades es la energía que lo anima y vitaliza, que distingue lo animado de lo inanimado, que hace posible que el individuo sueñe, luche, sonría, ame, y cuyo origen se encuentra más allá de nuestra comprensión.





Esta energía vital también puede manifestarse en forma negativa y desagradable, cuando la persona se siente amenazada o frustrada y no encuentra un camino productivo de expresión.  En estos casos, la persona puede manifestarse mediante el odio, la agresión, la destructividad, el rencor, la pereza, la envidia, el desprecio, la venganza y, aun, el asesinato y el suicidio.






Llamamos recursos naturales del individuo a dicho potencial energético, del cual todos disponemos  y, prácticamente, desde el primer instante de nuestro nacimiento  iniciamos su aprovechamiento.

Asimismo, se denominan aptitudes a las tendencias naturales que una persona tiene para realizar determinadas actividades con mayor acierto que los demás.





Aptitud es la capacidad para operar competentemente en una determinada actividad.

Las aptitudes representan una manera intuitiva o instantánea de aplicar y utilizar ese potencial humano en una actividad concreta.



En tanto, la vocación resulta del aprovechamiento de una aptitud, o conjunto de aptitudes, en el desarrollo de un trabajo, oficio o profesión, para el cual el individuo siente una especial inclinación o disposición (precisamente, por sentirse apto para su realización).




Pero sería un error limitar el potencial humano a las aptitudes y a la vocación.

El motivo es sencillo: aunque sólo unos cuantos poseen o encuentran eso que llamamos aptitudes o vocación, el potencial es algo tan común y natural como tener cerebro y saber utilizarlo.






Dimensiones de un desarrollo humano integral:


El ser humano, como cualquier ser vivo, es un todo integrado que constituye un suprasistema dinámico, formado por muchos subsistemas perfectamente coordinados: el subsistema físico, el químico, el biológico, el psicológico, el social, el cultural, el ético-moral y el espiritual.

Todos juntos e integrados constituyen la personalidad, y su falta de integración o coordinación desencadena procesos patológicos (enfermedades) de diferente índole: orgánica, psicológica, social, o varias juntas.

El nivel de integración armónica determina el grado de desarrollo y madurez de su personalidad.

Por esto, el llevar a un ser humano a su pleno desarrollo y madurez, en su realidad integral, constituye la empresa más difícil y ambiciosa que pueda proponerse una persona, una institución e, incluso, una sociedad completa.





Sin embargo, caminar en esa dirección, abriendo horizontes e iluminando caminos, es la meta que se propone, en general, toda verdadera educación y desarrollo pleno del ser humano.





a.- Desarrollo fisiológico:



Relacionado con la correcta formación y funcionamiento del  organismo humano y, sobre todo, del cerebro.






Fisiología: Ciencia que tiene por objeto el estudio de las funciones de los seres orgánicos.


El cuerpo humano requiere proteínas, carbohidratos, grasas, minerales y vitaminas, en un equilibrio ordenado. No puede, por consiguiente, esperarse una población sana y vigorosa allí donde reina una pobreza alimentaria extrema.

Son muchos los autores e investigadores que han demostrado que la falta de desarrollo estructural del sistema nervioso lleva luego a una incapacidad funcional.

Una dieta deficitaria o mal balanceada en la madre gestante, o en los primeros años de la vida del niño -cuando se estructuran las neuronas y muchas de sus conexiones sinápticas-, es crítica, y ha sido identificada como la responsable de daños cerebrales irreparables y malformaciones irreversibles, o la base de enfermedades congénitas de diferente índole, ya que queda limitado el sistema inmunológico general.


b.- Desarrollo cognitivo:


Cognición es la acción y efecto de conocer, es decir, averiguar la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas.

El conocimiento comprende la inteligencia, que es la capacidad de entender o comprender, y de resolver problemas.






También comprende la creatividad. Crear significa producir algo de la nada. Es establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado.

Por ejemplo: crear una industria, un género literario, un sistema filosófico, un orden político, necesidades, derechos, abusos.


c.- Desarrollo psicológico:


Lo psicológico tiene que ver con la psique, es decir, con el alma, con lo espiritual.

Implica acrecentar o incrementar la sensibilidad y la afectividad del sujeto, lo que ayudará a su progreso emocional, estético, lingüístico, intelectual, etc.

Su crecimiento es directamente proporcional a la variedad y riqueza de oportunidades de interacción que le proporcione al individuo el medio ambiente en el que vive (dotación de medios en el hogar, la escuela, el barrio, etc.).

Cuando existe un clima afectivo cálido, lleno de cariño y de ternura, y que inspira confianza, esta atmósfera acogedora crea una armonía y equilibrio espiritual que dan como resultado un crecimiento óptimo y sano del ser humano.


d.- Desarrollo moral:


Es el aprendizaje de la conducta socialmente aceptable y la adquisición e internalización (interiorización) de las normas y valores transmitidos por las personas que rodean al sujeto en sus diferentes ambientes.

Está vinculado al razonamiento moral, el respeto por las reglas y la idea de justicia del individuo.
.
El psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberg (1927-1987) describió tres niveles de razonamiento moral:


Nivel I: moralidad preconvencional:


Las personas actúan bajo controles externos. Obedecen reglas para evitar el castigo o recibir recompensas, o actúan por interés propio. Es típico de los niños entre 4 y 10 años.


Nivel II: moralidad convencional (o moralidad de conformidad al rol convencional):


Las personas han interiorizado los tipos o modelos de las figuras de autoridad (padres, maestros, Dios o la policía). Están preocupadas por ser “buenas”, agradar a los demás y mantener el orden social.

Este nivel se alcanza, por lo general, después de los 10 años; muchas personas nunca avanzan más allá, ni siquiera en la edad adulta.


Nivel III: moralidad posconvencional (o moralidad de los principios morales autónomos):


Las personas reconocen conflictos entre las normas o patrones morales y hacen sus propios juicios con base en los principios del bien, la imparcialidad y la justicia. Es decir que la gente sigue principios morales sostenidos internamente, y puede decidir entre normas o modelos morales conflictivos.

Este nivel se puede comenzar a lograr en la adolescencia temprana (11 o 12 años) y más comúnmente en la edad adulta temprana (20 a 40 años), si es que lo alcanzan.

Algunos adolescentes, e incluso algunos adultos, permanecen en el nivel I de Kohlberg. Al igual que los niños pequeños, buscan evitar el castigo o satisfacer sus propias necesidades.

La mayoría de los adolescentes y de los adultos están en el nivel II. Se conforman a las convenciones sociales, apoyan el statu quo ( la realidad como se presenta en el momento), y hacen lo “correcto” para agradar a otros u obedecer la ley.

Muy pocos alcanzan el nivel III, cuando pueden elegir entre dos modelos socialmente aceptados, o consideran el efecto de sus acciones (las consecuencias), no solo en otras personas sino en el universo como un todo.


5.- Desarrollo vocacional y profesional:


El mundo moderno ofrece a los estudiantes una gama de posibilidades para estudiar una carrera profesional o técnica.

En la búsqueda una carrera es fundamental estar bien informado. Una decisión tomada sin este requisito es una alternativa de muy alto riesgo.

El joven debe sopesar su propia cultura, su entorno y los rasgos de personalidad. Los intereses se van formando a lo largo de la experiencia de las personas.

Los factores que influyen en el proceso de cimentación de una vocación son:

-Actividades que el joven desarrolló y el uso de su tiempo libre.

-La personalidad, que le hace preferir trabajos en relación directa con las personas o por el contrario trabajar sin ese contacto.

-El ambiente familiar y social, que transmiten la valoración jerárquica de las profesiones consideradas peores o mejores.

-La situación económica existente, tanto general como del propio sujeto.

Estas opciones están relacionadas con el nivel socioeconómico o de rendimiento que el alumno tenga, por ello en Cuarto o en Quinto de Secundaria debe tratar de responder y especificar sus respuestas en los siguientes aspectos:


• ¿Quién Soy?: (Salud, Carácter, Personalidad)


• ¿Qué Quiero?: (Deseos, Aspiraciones, Intereses)


• ¿Qué Puedo?: (Capacidad, Habilidad, Economía y Rendimiento)


• ¿Qué Debo hacer?


• ¿Qué Estudiar?








La preparación de un joven motivado por su carrera es diferente a la preparación de un joven desinteresado. Es indispensable orientar la elección de los estudiantes paulatinamente y con tiempo,  vinculándolos con su realidad y facilitándoles el conocerse a sí mismo y tener en claro sus posibilidades y limitaciones.

El objetivo del desarrollo vocacional es:

-Escoger una ocupación para la que tenga condiciones psicofísicas adecuadas;

- Informarse de los pros y contras de la carrera seleccionada, habiendo conocido el desarrollo en otros campos de trabajo;

- Elegir la actividad por la que resulte más útil socialmente su trabajo;

- Prepararse para un futuro desempeño laboral.

La orientación vocacional es un conjunto de prácticas destinadas al esclarecimiento de la problemática vocacional. Se trata de un trabajo preventivo, cuyo objetivo es proveer los elementos necesarios para posibilitar la mejor situación de elección para cada sujeto.

Con la evolución y diversificación del trabajo, y con el casi infinito número de profesiones, especializaciones y áreas ocupacionales, resulta fundamental centrar la orientación vocacional en el desarrollo de la persona, sus valores y el significado que tiene su área de trabajo para su autorrealización personal.


Estrategias para desarrollar las potencialidades humanas:


El autoconocimiento:


Concepto:


Es el conocimiento que cada uno tiene de su propia persona.


Llamado también autoconcepto, se trata de una noción sobre las capacidades, limitaciones, aspiraciones, motivaciones y temores propios del individuo.


Es la imagen o representación que se tiene de uno mismo: un proceso mediante el cual cada persona percibe sus propias características y reacciones.




Componentes del autoconocimiento:



a.- Lo que uno cree de sí mismo (componente cognitivo):


Consiste en una descripción de uno mismo, que no tiene en cuenta si el conocimiento es verdadero o falso. Se trata de cómo se ve a sí mismo el individuo.

Es así que me puedo describir como un exitoso o un fracasado, como capaz o bruto, como simpático o antipático, etc.




El autoconocimiento contiene imágenes de lo que somos, de lo que deseamos ser y de lo que mostramos a los demás: la persona se ve a sí misma en estas tres dimensiones.


b.- La autoestima (componente afectivo):


Es la respuesta emocional o afectiva del sujeto que resulta de la evaluación y valoración de la descripción (componente cognitivo) que realiza de su propia persona.

La autoestima organiza o determina las actitudes hacia uno mismo, según que la autodescripción de su persona resulte placentera o no placentera para el sujeto.





En definitiva, si la representación o imagen de mí mismo (autodescripción) me resulta placentera (respuesta emocional), asumiré que tengo el potencial suficiente para lograr mis objetivos (actitud positiva ante uno mismo).

c.- La conducta (componente comportamental):



Los componentes cognitivo y afectivo, antes descriptos, se exteriorizan, necesariamente, mediante una manera de actuar o proceder (conducta o comportamiento).

Las personas que se ven a sí mismas de manera positiva se comportan de un modo diferente a aquellas que se ven a sí mismas de manera negativa, e interpretan la realidad también de un modo distinto.

Por ejemplo: un estudiante que se considera capaz de aprobar un examen generalmente realizará el máximo esfuerzo posible para tener éxito. En cambio, si el estudiante considera no contar con los recursos suficientes para aprobarlo (casi siempre una falsedad), lo más probable es que decida no hacer el intento de estudiar.

Esta recurrencia (repetición) de actitudes positivas o negativas permite a la propia persona y, eventualmente, a los demás, predecir su comportamiento, es decir, anticipar la predisposición o intención que tendrá el sujeto al momento de llevar adelante una determinada conducta.

Es así que, por un lado, el sujeto que se conoce a sí mismo sabe, de antemano, qué estará dispuesto a realizar y qué no, y, por el otro, si los terceros lo conocen lo suficiente también estarán en condiciones de saber qué podrán esperar de él y qué no.

En definitiva, el autoconocimiento condiciona las actitudes (posturas del ánimo) de tal forma que termina dirigiendo o guiando las conductas de manera positiva o negativa.

Ejemplo: si reconozco estar en condiciones de conquistar el amor de otra persona (conozco mis virtudes: autoconocimiento) estaré en situación de adoptar la  postura de encararla (actitud, ánimo) y, seguidamente, realizar la conducta apropiada a mis intenciones (invitarla a cenar, enviarle un regalo).


Origen del autoconocimiento:


Los factores que influyen en la creación del conocimiento de uno mismo son:


a.- Las opiniones y las expectativas de los demás:

En especial, la influencia de las llamadas “personas criterio”: sujetos cuyas opiniones nos importan y afectan: padres, tutores, padrinos y madrinas, parientes, curas y pastores, profesores y los iguales (amigos y compañeros, parejas).


b.- Los éxitos y los fracasos:

La interpretación que hagamos de nuestros triunfos y derrotas repercutirá en la percepción de nuestra propia valía. Las atribuciones, o percepciones de éxito y fracaso influyen en las expectativas y en los efectos de las acciones futuras.

c.- La comparación social:

La comparación con otros se emplea como base para adquirir juicios acerca de la propia competencia en distintas áreas, siendo necesario se controle esta comparación social, y se potencie más la cooperación entre los sujetos y la propia comparación interna del sujeto (entre su pasado y su presente), que la competición entre compañeros.


Importancia del autoconocimiento:


El conocimiento de uno mismo es la primera condición para obtener una vida exitosa y reflexivamente vivida.

Es la puerta de la autorrealización personal: quien no se conoce pasa por la vida deambulando, no puede aprovechar sus capacidades para vivir plenamente, y sus limitaciones se convierten en serios obstáculos que tiene que ir sorteando en un sinfín de situaciones problemáticas y conflictivas.

Su importancia se sustenta en la trascendencia de sus funciones:


Funciones del autoconocimiento:

El conocimiento de uno mismo cumple una serie de funciones en la psique (mente) y en el comportamiento humano, entre las que podemos mencionar:

a.- Mantiene la consistencia interna o fortaleza mental del individuo, que lo convierte en un sujeto con convicciones propias para encarar el mundo.

b.- Otorga pautas o criterios para interpretar la experiencia. Una misma experiencia se evaluará de forma diferente según el autoconcepto que tenga la persona. La persona atribuye un valor positivo o negativo a la información que recibe del prójimo (feedbacks) según concuerde o no con la opinión previa que la persona tiene de sí misma.

c.-Fortalece (o desvanece) la autoestima. Solo puedo valorar aquello que conozco debidamente (ergo, solo puedo valorarme si me conozco a mí mismo).


La autoestima y sus procesos: autoevaluación y autovaloración.

Como dijéramos anteriormente, la autoestima es la respuesta emocional o afectiva, hacia su propia persona, que produce en el sujeto la imagen que tiene de sí mismo.

Se trata, pues, de un juicio de valor personal que, a su vez, se manifiesta en la descripción que se haga de uno mismo.


Comprende dos procesos:


a.- Autoevaluación:

Implica una comparación de la imagen que se tiene de uno mismo (autoimagen) con unos criterios de referencia, cuyo resultado es un juicio de valor.

Dichos criterios pueden ser de diversa naturaleza:

-Comparación de la imagen actual con la imagen ideal (cómo uno quisiera verse);

Comparación de uno mismo con los otros;

 Comparación de la imagen actual con la información obtenida de sujetos significativos;

  Es decir que siempre me voy a evaluar a mí mismo en función de algo, o de alguien, que me sirve como referencia, base o apoyo de una comparación.


b.- Autovaloración:

Hace referencia a las reacciones emocionales y afectivas que se producen como respuesta a la autoevaluación, ya que la autoestima implica sentimientos de aceptación, rechazo, respeto, etc. hacia uno mismo, variando continuamente de negativa a positiva.





Dimensiones de la autoestima: global y de poder o eficacia.


a.- Autoestima global:

Se refiere a la noción que el individuo tiene de su valía considerándose globalmente (o enteramente), es decir, percibiéndose como un ser atravesado por un conjunto de dimensiones (física, biológica, psicológica, social, cultural, ético-moral, espiritual, etc.), que determina la aceptación o rechazo respecto de sí mismo.




Aunque se deriva de las distintas autovaloraciones parciales efectuadas en diferentes dominios de la persona (me valoro como hijo, pero también como hermano, estudiante, amigo, cristiano, etc.), la autoestima global se considera como el conjunto (síntesis o conclusión) de todas las valoraciones realizadas en las dimensiones significativas o importantes para el sujeto.


b.- Autoestima de poder o eficacia:

Se refiere al conjunto de sentimientos de eficacia y competencia, de pericia en cualquier campo (intelectual, social, físico, etc.) que tiene una persona de sí misma.

Me puedo sentir muy competente en lo que hago (mi oficio o profesión), pero igualmente pensar que soy un fracasado en la vida (autoestima global).


Factores de desarrollo de la autoestima:

En la autoestima se encuentra la clave y punto de inicio para que la persona, desde sus primeros años,  goce de una vida plena, de forma autónoma, libre y responsable.

Cuatro factores condicionan un positivo o negativo desarrollo de la autoestima:


a.- Sentirse parte de algo (vinculación):

La vinculación se refiere a la necesidad que tiene la persona de sentirse parte de su familia, sus hermanos o sus amigos.

Tiene que saber que hay alguien que se preocupa por ella, pero también que su persona resulta importante y fundamental para otro.


b.- Sentirse especial (singularidad):

Implica saberse alguien particular y especial, aunque se tengan muchas cosas en común con los hermanos o con otros amigos.

La noción de singularidad implica también disponer de espacio para que la persona se exprese a su manera, y el incentivo a la creatividad y la imaginación.


c.- Sentirse poderoso (poder):

La sensación de poder implica que la persona cree que puede hacer lo que se propone y que, en la mayoría de los casos, lo logrará con éxito.

En las excepciones, es decir, cuando no se alcanza la meta deseada, resulta de vital importancia que se comprenda la verdadera razón del fracaso, y cómo esta se relaciona con los objetivos futuros.


d.- Tener modelos a seguir (pautas):

Los patrones éticos, los valores, los hábitos y las creencias se transmiten a través de nuestros seres queridos o personas referentes.

Toda persona requiere modelos positivos que puedan ser imitados, y que permitan aprender a distinguir lo bueno de lo malo.


La motivación:


Concepto:

La motivación es el conjunto de razones que una persona tiene para hacer algo.

La automotivación significa querer conseguir algo, marcarnos un objetivo elegido voluntariamente y encontrar los argumentos suficientes para movilizarnos a lograrlo.


Importancia:

La motivación mueve a realizar una actividad, a comprometerse con ella y a perseverar en su consecución hasta lograr el objetivo propuesto.

La motivación tiene que ver con la activación, la dirección y la persistencia de la conducta.

En definitiva, para conseguir algo hace falta desearlo, tanto si el medio ambiente suministra de por sí la suficiente motivación como si no.

En el caso en que el objeto del deseo no inspire la fuerza necesaria para lograrlo, habrá que encontrar la manera de automotivarse, es decir, hallar ese razonamiento que nos convenza de conseguir un determinado objetivo.


Fuentes de la motivación:


Los impulsos de las personas están originados por motivaciones internas o externas:


Motivaciones internas:

Son los sentimientos asociados al éxito, es decir, originados en el orgullo y la satisfacción que proporciona la consecución de un objetivo.

Este sentimiento impulsa a conseguir cada vez más logros.

Son propios de las personas que atribuyen sus resultados (éxitos o fracasos) a causas internas y controlables, como son su propia capacidad y su esfuerzo.


Motivaciones externas:

Originadas en impulsos o estimulaciones provenientes de factores externos al sujeto, a saber, personas o situaciones que lo empujan a realizar sus logros.
                  
Se trata de aquellas personas que necesitan de una fuerza externa para actuar y, cuando lo hacen, su razón fundamental es evitar el fracaso y el sentimiento de vergüenza que ello les proporciona.

Atribuyen sus resultados a factores externos como la suerte o, peor aún, a su propia falta de capacidad.

Solo encuentran motivación en el deseo de reconocimiento de los demás, en las recompensas monetarias, etc.


Estrategias para aumentar la motivación:


a.- Disminuir el temor al fracaso:



Fijar las metas partiendo de la convicción de que se puede y se debe lograr mediante apoyos cognitivos (conocer más de la actividad) y afectivos (personas que alientan al éxito).


b.- Aumentar la probabilidad de éxito:

Para ello se puede dividir la tarea en unidades más pequeñas, que resultan más fáciles de manejar y controlar. El éxito será más fácil de conseguir si se alcanzan pequeñas metas previamente.

c.- Atribuir el fracaso a la falta de esfuerzo, no a la falta de capacidad:

Aunque, muchas veces, atribuirse incapacidad o torpeza (“no me da la cabeza”) es la excusa para evitar el esfuerzo, pueden haber casos de baja autoestima que merezcan un tratamiento profesional.


d.- Promover las propias habilidades:

Realizar actividades en las que las metas estén claras y sean significativas, con niveles de dificultad media, ni muy simples ni demasiado difíciles.

e.- Fomentar la curiosidad:

Realizar actividades que suministran información nueva, o discrepante con las ideas propias, induce a querer conocer más datos.


f.- Favorecer entornos que propicien la autonomía de la persona:

Controlar la propia conducta, y disponer de autonomía para reflexionar sobre la propia actividad, aumenta la motivación.


La asertividad:


Concepto:


Es la habilidad social que ayuda a comunicar, de forma clara y decidida, los sentimientos, las necesidades, los deseos y las ideas propias.
Es una conducta aprendida y socialmente aceptada, que se desarrolla de acuerdo al contexto social en el que tiene lugar.


Importancia:

Su importancia radica en que facilita la relación con los otros, y contribuye a la consecución de nuestras metas.

Aprender a expresar los propios sentimientos y opiniones sin, por ello, dejar de respetar a los demás, es un paso decisivo hacia una mejor calidad de vida.

Ser asertivo implica:

-  -Tener una buena autoestima;

--Mostrar seguridad ante las propias posiciones;

- -Comunicarse con claridad;

- -Ser respetuoso de las opiniones ajenas, y

--Saber el lugar, el tiempo y el espacio en el que hay que decir lo que se piensa.

Características de una persona asertiva:


-Se expresa libremente;

-Piensa las consecuencias de lo que va a decir;

-Dice lo que piensa respetando a los demás;

 Sabe comunicarse con personas extrañas (comunicación directa, clara y franca).

-Se respeta a sí misma y acepta sus limitaciones y yerros.

-Su vida tiene un enfoque proactivo, ya que sabe lo que quiere y trabaja para conseguirlo.

En general, cuando una persona carece de una conducta asertiva el comportamiento suele ser pasivo o agresivo:


La conducta pasiva:

Son las personas que huyen de sus problemas, o dejan que los demás transgredan sus derechos, al no ser capaces de expresar abiertamente sus sentimientos.

Asimismo, son incapaces de decir que no a nada.

En las pocas ocasiones que expresan sus sentimientos, lo hacen de una manera autoderrotista, como disculpándose por ello, o con engaños.

La conducta pasiva puede tener consecuencias desagradables, tanto para la persona que actúa pasivamente como para aquella con la que interactúa, que puede sentirse incómoda o molestarse con la actitud del pasivo.


La conducta agresiva:

Las personas agresivas suelen violar los derechos de los demás en defensa de los propios.

La conducta agresiva puede manifestarse de manera directa o indirecta, a través de:

-  -Ofensas verbales;

- -Insultos, amenazas y comentarios hostiles, humillantes, sarcásticos o maliciosos;

-  -Gestos hostiles.


Con la agresión se intenta dominar a la otra persona, humillándola o degradándola.

Se trata, en último término, de que los demás se hagan más débiles y menos capaces de expresar y defender sus derechos y necesidades.

Las consecuencias de la agresión son el resentimiento, y el deseo de evitar la situación en futuras ocasiones por parte de quienes la reciben (en definitiva, evitar a la persona agresora).


Estrategias para mejorar la asertividad:


- -Fortalecer la autoestima;

- -Aprender a decir no, como mecanismo para mejorar la seguridad en uno mismo;

-Aprender a criticar constructivamente, incorporando los aportes de los otros que ayuden a mejorar;

- -Aceptar las críticas, con una actitud abierta;

- -Planificar los mensajes con antelación, para lograr mayor claridad;

--Ser educado, por cuanto enfadarse provoca confusión en uno mismo y proyecta una imagen poco creíble;

--Guardar las disculpas para cuando sean necesarias;

--No arrinconar a los demás, como mejor manera de asegurarse la colaboración de los otros;

--No recurrir a las amenazas, por cuanto la credibilidad y la cooperación que se pretenden desaparecerán.

La seguridad en uno mismo:


Concepto:

La confianza en sí mismo es el convencimiento de que uno es capaz de realizar con éxito una tarea, o elegir la solución adecuada para resolver un problema.

El éxito está íntimamente ligado a la confianza en uno mismo. Las personas inseguras tienen muchas menos probabilidades de alcanzar sus objetivos.

La seguridad en uno mismo es una característica personal que se relaciona con el nivel de autoconocimiento y autoestima, y la facultad de tomar decisiones importantes.

Adquirir la habilidad de tomar decisiones acertadas y tener seguridad en uno mismo requieren una serie de aprendizajes.

En este aprendizaje se integran tres clases de conocimientos:

-El saber algo (esquemas conceptuales);

-El saber cómo hacerlo (esquemas de procedimiento);

-El saber cuándo hacerlo (esquemas actitudinales).

A partir de aquí, podemos distinguir distintos estilos o perfiles de personalidad, en función de la manera en que se incorporan e interpretan dichos conocimientos, a saber:


a.- Personas reflexivas o teóricas:

Son aquellas que enfatizan en el pensamiento pero no en la acción, es decir, piensan muy bien, pero su capacidad de intervenir y de llevar a la práctica sus ideas es muy limitada.

Les gusta buscar y proponer modelos o estrategias para solucionar situaciones difíciles y complejas.

Saben escuchar, consideran las opiniones del grupo y piensan antes de actuar, por lo que pueden resultar lentos a la hora de tomar una decisión.

Toman las decisiones adaptándose a su propio ritmo, sin presiones ni mucho menos obligaciones.


b.- Personas pragmáticas o activas:

Son personas con predisposición a la acción, por cuanto les gusta aplicar lo que aprenden para poder experimentarlo, y saben elaborar conductas inmediatas y verificar los resultados.

Con tendencia al liderazgo, y a encabezar proyectos y tomar protagonismo en las ideas que generan ellos mismos.


Importancia de la seguridad en uno mismo:

La confianza en uno mismo es una de las claves para el éxito personal y profesional.





Hay personas que fracasan por no confiar en sí mismas, por no sentirse seguras a pesar de tener una buena preparación y excelentes habilidades.

A las personas seguras de sí mismas no les molestan los cambios, creen que pueden enfrentarse a cualquier situación y confían en su capacidad para triunfar y tener éxito. Las situaciones difíciles las perciben como retos, antes que como peligros u obstáculos. Son personas que saben esperar cuando las cosas no van tan bien como desean y, por supuesto, no se permiten a sí mismas hundirse.

Por el contrario, las personas con poca confianza y seguridad huyen de las tareas o situaciones difíciles y, naturalmente, de cualquier reto, abandonándolos. No se plantean cambios ni decisiones vitales e importantes, y normalmente se centran más en lo que podría pasar que en lo que está ocurriendo en realidad.

No obstante, a pesar de tener confianza y seguridad en uno mismo, es posible encontrarse con dificultades que reducen la capacidad para superar las contrariedades, como son el tiempo, las presiones, los cambios o las decisiones; circunstancias que van desgastando a la persona hasta hacerla, incluso, caer.


Las claves del éxito personal:



El éxito y el camino para lograrlo son diferentes y originales para cada persona y para cada situación particular, aunque existen una serie de condiciones comunes  para todos, que son las siguientes:


--Conocimiento, autoestima y dominio de sí mismo;

- -Conocimiento del entorno más inmediato;

-Establecimiento de metas claras, altas, retadoras, válidas y realistas;

-Capacidad de organización y planificación;

Perseverancia, constancia, alegría y generosidad;

-Acción colaborativa.

Fuentes:


No hay comentarios:

Publicar un comentario