Glosario:
Cultura: Concepto, características y componentes
Patrimonio cultural: bienes tangibles e intangibles
Identidad cultural
Diversidad cultural: concepto e importancia
Los imaginarios sociales.
Relaciones entre culturas
Relativismo, multiculturalismo y crisol cultural
Fundamentalismo, etnocentrismo y aculturación
El art. 75, inciso 17 de la Constitución Nacional.
Patrimonio cultural: bienes tangibles e intangibles
Identidad cultural
Diversidad cultural: concepto e importancia
Los imaginarios sociales.
Relaciones entre culturas
Relativismo, multiculturalismo y crisol cultural
Fundamentalismo, etnocentrismo y aculturación
El art. 75, inciso 17 de la Constitución Nacional.
Cultura: Concepto:
En sus orígenes, la palabra cultura estaba relacionada con el cuidado de los campos, con el cultivo.
Se asociaba a la idea de fecundidad, la posibilidad de acrecentar algo, pero también con el culto o ritual, con la vinculación con los otros.
A fines del siglo XVI, la palabra cultura comenzó a ser utilizada en el sentido de “cultivar el espíritu”, es decir la razón o nuestra capacidad de razonar.
Entonces, un hombre culto o “cultivado” es aquel que tiene cultura, en función de los conocimientos adquiridos y la originalidad de su pensamiento.
En síntesis, en la actualidad cultura sería:
- En el lenguaje común o vulgar, el conjunto de conocimientos que permite a la persona desarrollar su juicio crítico.
- Para las ciencias sociales (antropología, sociología), cultura son las pautas de conducta y pensamiento, aprendidas y compartidas, que son características de un grupo social.
Características de la cultura:
- Es conducta aprendida;
- Es un dispositivo de adaptación a los desafíos del medio ambiente;
- Se transmite de generación en generación;
- Es mutable, es decir cambian por factores endógenos (descubrimientos e invenciones) y exógenos (influencias externas);
- Es un modo de significación e interpretación de la realidad;
Componentes de la cultura:
La cultura está integrada por elementos inmateriales (cultura inmaterial o intangible), materiales (cultura material o tangible) y humano:
a.- Cultura inmaterial:
Está compuesta por:
1.- Los símbolos:
Símbolo es todo aquello que, para quienes comparten una cultura, tiene un significado determinado o específico.
2.- El lenguaje:
Su función básica es permitir la comunicación entre los individuos.
3.- Los valores:
Son las ideas fundamentales que sostiene cada sociedad acerca de lo que es deseable, bueno o bello.
4.- Las creencias:
Son las afirmaciones que los miembros de una sociedad determinada consideran como ciertas.
5.- Las normas:
Son las reglas y expectativas sociales a partir de las cuales una sociedad regula la conducta de sus miembros.
b.- Cultura material:
Está constituida por los diversos artefactos propios de una sociedad: armas, instrumentos de trabajo (herramientas, máquinas) utensilios de uso cotidiano, construcciones, objetos diversos.
La cultura material de una sociedad constituye su tecnología: las técnicas o conocimientos aplicados que utiliza en su relación con la naturaleza, y que le permite obtener los recursos necesarios para sobrevivir.
c.- Elemento humano:
Finalmente, la cultura está compuesta por personas, sujetos sociales que utilizan todo lo mencionado anteriormente de manera más o menos consciente, para organizar sus prácticas individuales y colectivas.
Patrimonio cultural: bienes tangibles e intangibles.
La cultura de un pueblo es pública. Pertenece a todos los miembros de una comunidad.
Se llama patrimonio al conjunto de los bienes propios, adquiridos por cualquier título (oneroso o gratuito).
El patrimonio “cultural” está formado por bienes tangibles (que se pueden tocar) e intangibles (que no podemos tocar pero igualmente existen).
Los bienes culturales (tangibles e intangibles) tienen, además de un valor económico, un valor espiritual, que suele ser el más importante.
Gracias a ellos, una persona puede sentirse parte de un lugar, de un grupo, de una cultura.
Podemos clasificarlos en:
- Bienes artísticos: como las estatuas de los parques;
- Bienes religiosos: como una iglesia o un templo;
- Bienes históricos: como la Casa de Tucumán, o el Cabildo de Buenos Aires;
- Bienes arqueológicos: como los restos que constituyen un relato de la vida cultural de un pueblo;
- Bienes arquitectónicos: como una casa que representa el estilo de construcción de una época.
- Bienes científicos: como una vacuna para curar enfermedades.
También existe el llamado patrimonio “viviente”, como las personas que son importantes en nuestra memoria por lo que hacen o por lo que significan: un científico, un artista, un anciano sabio, un personaje característico del lugar en que vivimos.
Identidad cultural
La identidad es el conjunto de características o rasgos, propios de un individuo o de una colectividad (grupo o sociedad), que los distinguen frente a los demás.
Desde lo individual, identidad es la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás.
La identidad colectiva es el estado de conciencia compartido entre los individuos, que reconocen su pertenencia a una comunidad determinada.
La identidad, individual o colectiva, es una construcción que se realiza a partir de un proceso en el que se integran distintas experiencias que “marcan” a las personas.
El nombre que se le asigna a cada uno de los seres humanos, la lengua que se aprende como propia, los objetos que lo rodean, las relaciones que establece con los otros, el grupo familiar al que pertenece, su historia, la historia del país en el que se nace, y toda herencia cultural construyen una identidad determinada.
La identidad es el conjunto de características o rasgos, propios de un individuo o de una colectividad (grupo o sociedad), que los distinguen frente a los demás.
Desde lo individual, identidad es la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás.
La identidad colectiva es el estado de conciencia compartido entre los individuos, que reconocen su pertenencia a una comunidad determinada.
La identidad, individual o colectiva, es una construcción que se realiza a partir de un proceso en el que se integran distintas experiencias que “marcan” a las personas.
El nombre que se le asigna a cada uno de los seres humanos, la lengua que se aprende como propia, los objetos que lo rodean, las relaciones que establece con los otros, el grupo familiar al que pertenece, su historia, la historia del país en el que se nace, y toda herencia cultural construyen una identidad determinada.
La identidad cultural es, entonces, el modo en que un grupo social se ve a sí mismo, construido a partir de los elementos que va aceptando como propios (el origen, la lengua, la religión, las tradiciones, etc.).
Hasta mediados del siglo XX, había una tendencia a definir la identidad cultural como un conjunto de rasgos invariables (que no se modifican), propios de un grupo social determinado, como el origen, la lengua o la religión.
Actualmente sabemos que
esos rasgos o características no son fijos, pues mediante el intercambio y el
conocimiento mutuo (la globalización) los grupos sociales se transforman,
enriqueciéndose con los aportes culturales de otros.
La existencia de elementos culturales el común hace que los miembros de un grupo social se sientan unidos, y crea lazos de solidaridad entre ellos.
Muchas veces, esta identidad cultural es utilizada para diferenciarse de otros grupos sociales, y hasta para discriminarlos.
La existencia de elementos culturales el común hace que los miembros de un grupo social se sientan unidos, y crea lazos de solidaridad entre ellos.
Muchas veces, esta identidad cultural es utilizada para diferenciarse de otros grupos sociales, y hasta para discriminarlos.
Diversidad cultural:
concepto e importancia
Por diversidad cultural, se entiende la variedad de atributos o cualidades que caracterizan a los seres humanos alrededor del planeta, como ser lenguajes, creencias religiosas, prácticas en el manejo de la tierra, artes, música, formas sociales, estilos de vida, etc.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) busca promover la defensa o amparo de todas las culturas que coexisten en nuestro planeta, y en el año 2001 aprobó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, que comienza diciendo:
Artículo 1 – La diversidad cultural, patrimonio común de la humanidad - La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Entonces, según la UNESCO, las culturas adoptan diferentes formas en el tiempo y en los diferentes lugares.
Esa diversidad se percibe en la originalidad y pluralidad de identidades que caracterizan a los grupos humanos.
El hecho de que las personas se piensen como humanidad implica una aceptación de los otros, esto es, la idea de que, a pesar de las diferencias, forman parte de un todo: somos fragmentos de un todo.
¿Qué une a la humanidad? Según la UNESCO, es la biodiversidad, es decir, la variedad de vida en todas sus formas, niveles y combinaciones.
Es la biodiversidad de todos los seres vivos la que los mantiene unidos. Ese sería, entonces, el verdadero patrimonio de la humanidad, que debe ser reconocido por las generaciones presentes y futuras.
Para asegurar la interacción armoniosa entre las sociedades, las políticas de los Estados (los gobiernos) deben garantizar la cohesión social y la paz.
La respuesta política a la diversidad cultural debe ser el pluralismo cultural.
En un sistema democrático, el pluralismo cultural fomenta los intercambios culturales y el desarrollo de las capacidades creativas de las personas, como garantía de armonía y paz en el espacio público.
La diversidad cultural motoriza el desarrollo, no sólo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora.
Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible.
Simultáneamente, el reconocimiento de la diversidad cultural – mediante una utilización innovadora de las nuevas tecnologías – lleva al diálogo entre civilizaciones y culturas, al respeto y a la comprensión mutua.
Por consiguiente, el fomento de la diversidad cultural – "patrimonio cultural de la humanidad" - y su consecuencia, el diálogo, constituye un verdadero reto en el mundo de hoy y se sitúa en el núcleo mismo del mandato de la UNESCO.
Empezar a darnos cuenta de todo esto, ayuda a deshacernos de los prejuicios y preconceptos que tenemos muchas veces en que nos topamos con estilos de vida distintos a los nuestros.
Por diversidad cultural, se entiende la variedad de atributos o cualidades que caracterizan a los seres humanos alrededor del planeta, como ser lenguajes, creencias religiosas, prácticas en el manejo de la tierra, artes, música, formas sociales, estilos de vida, etc.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) busca promover la defensa o amparo de todas las culturas que coexisten en nuestro planeta, y en el año 2001 aprobó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, que comienza diciendo:
Artículo 1 – La diversidad cultural, patrimonio común de la humanidad - La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Entonces, según la UNESCO, las culturas adoptan diferentes formas en el tiempo y en los diferentes lugares.
Esa diversidad se percibe en la originalidad y pluralidad de identidades que caracterizan a los grupos humanos.
El hecho de que las personas se piensen como humanidad implica una aceptación de los otros, esto es, la idea de que, a pesar de las diferencias, forman parte de un todo: somos fragmentos de un todo.
¿Qué une a la humanidad? Según la UNESCO, es la biodiversidad, es decir, la variedad de vida en todas sus formas, niveles y combinaciones.
Es la biodiversidad de todos los seres vivos la que los mantiene unidos. Ese sería, entonces, el verdadero patrimonio de la humanidad, que debe ser reconocido por las generaciones presentes y futuras.
Para asegurar la interacción armoniosa entre las sociedades, las políticas de los Estados (los gobiernos) deben garantizar la cohesión social y la paz.
La respuesta política a la diversidad cultural debe ser el pluralismo cultural.
En un sistema democrático, el pluralismo cultural fomenta los intercambios culturales y el desarrollo de las capacidades creativas de las personas, como garantía de armonía y paz en el espacio público.
La diversidad cultural motoriza el desarrollo, no sólo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora.
Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible.
Simultáneamente, el reconocimiento de la diversidad cultural – mediante una utilización innovadora de las nuevas tecnologías – lleva al diálogo entre civilizaciones y culturas, al respeto y a la comprensión mutua.
Por consiguiente, el fomento de la diversidad cultural – "patrimonio cultural de la humanidad" - y su consecuencia, el diálogo, constituye un verdadero reto en el mundo de hoy y se sitúa en el núcleo mismo del mandato de la UNESCO.
Empezar a darnos cuenta de todo esto, ayuda a deshacernos de los prejuicios y preconceptos que tenemos muchas veces en que nos topamos con estilos de vida distintos a los nuestros.
Los imaginarios sociales
La diversidad cultural conlleva que cada sociedad se piense a sí misma, y a las culturas con las que convive, de un modo particular, acorde con sus rasgos propios.
Se denominan imaginarios sociales al modo que tienen las sociedades de imaginar el mundo y todo aquello que se vincula con ellas.
Se los llama también representaciones globales (una comunidad o globalidad que se representa –imagina- determinadas cosas).
Por ejemplo, la sociedad inglesa se imaginó a su país, hacia fines del siglo XVII, como “El taller del mundo”, y vino la Primera Revolución Industrial.
En 1810, la sociedad criolla del Virreinato del Rio de la Plata se imaginó a sí misma como una nación libre e independiente de España, y provocó la Revolución de Mayo.
El imaginario social se conecta, a su vez, con otros conceptos como:
- Cosmovisión: es la manera en que interpretamos el mundo;
-
Mentalidades: refiere a diferentes modos de pensar o analizar las cosas;
- Ideologías: distintos puntos de vista sobre una misma cuestión.
Las ideas que cada sociedad tiene sobre el poder, el bien, el mal, las creencias, la familia o el Estado, son creadas por los imaginarios sociales.
Relaciones entre culturas
Cada cultura, con su respectivo imaginario social, se relaciona con las demás.
Las relaciones entre culturas no siempre son iguales.
1.- Relativismo cultural:
Se pueden establecer relaciones de respeto y de conocimiento y aceptación del otro: en ese caso, hay reciprocidad entre culturas, es decir, que existe un intercambio armónico de aportes.
En este sentido, el relativismo cultural es la actitud o punto de vista por el que se analiza el mundo de acuerdo con las carácterísticas propias de cada cultura.
Su filosofía defiende la validez y riqueza de todo sistema cultural y niega cualquier valoración absolutista moral o ética de los mismos.
Señala que no hay una cultura mejor que otra, sino que cada una tiene sus propios rasgos o caracteres.
2.- Multiculturalismo:
En el mismo sentido, el término multiculturalismo significa la coexistencia de diferentes culturas dentro de un mismo territorio.
Se refiere a la aceptación de las diferencias.
3.- Crisol cultural:
En tanto que la expresión crisol cultural alude a la mezcla de culturas, es decir, a la acción de fundir los elementos diversos de distintas culturas en una sola cultura.
Significa reducir, a una sola cultura, dos o más culturas diferentes.
4.- Fundamentalismo cultural:
En otros casos las relaciones son desiguales: es cuando impera el fundamentalismo, que se da cuando una cultura, que se presume superior, exige el sometimiento de las demás culturas.
Del fundamentalismo derivan:
a.- El etnocentrismo:
Afirma la superioridad de una cultura sobre otras.
Así, la cultura “occidental” (europea) etnocentrista ha pretendido sustituir las culturas americanas (inca, azteca, maya, etc.), al considerarlas “primitivas”, por su propia cultura, a la que considera “superior.
El etnocentrismo suele implicar la creencia de
Afirma la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto, indiscutible, y, además, aplicables a toda la humanidad.
b.- La aculturación:
Una cultura dominante anula (deja sin fuerza, suspende, posterga, humilla) a la cultura dominada.
Durante la época colonial, en América, cuando un pueblo dominaba a otro, no había intercambio entre las dos culturas (la europea y la americana), sino una imposición cultural, que se manifestó en todos los órdenes de la relación entre conquistadores y conquistados.
c.- El etnocidio:
Los europeos practicaron el “etnocidio”, es decir, la destrucción sistemática de los modos de vida y pensamiento de una cultura (en este caso, las culturas inca, azteca, maya, etc.).
En el etnocidio se ve a “los otros” como “salvajes”, pero creyendo que se puede “mejorarlos” al transformarlos, de manera que se parezcan al modelo propio, por ejemplo, a través de la evangelización.
El art. 75, inciso 17 de la Constitución Nacional
a.- El etnocentrismo:
Afirma la superioridad de una cultura sobre otras.
Así, la cultura “occidental” (europea) etnocentrista ha pretendido sustituir las culturas americanas (inca, azteca, maya, etc.), al considerarlas “primitivas”, por su propia cultura, a la que considera “superior.
El etnocentrismo suele implicar la creencia de
que el
grupo étnico propio es el más importante, o que algunos o todos los aspectos de
la cultura propia sean superiores a los de otras culturas.
Afirma la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto, indiscutible, y, además, aplicables a toda la humanidad.
b.- La aculturación:
Una cultura dominante anula (deja sin fuerza, suspende, posterga, humilla) a la cultura dominada.
Durante la época colonial, en América, cuando un pueblo dominaba a otro, no había intercambio entre las dos culturas (la europea y la americana), sino una imposición cultural, que se manifestó en todos los órdenes de la relación entre conquistadores y conquistados.
c.- El etnocidio:
Los europeos practicaron el “etnocidio”, es decir, la destrucción sistemática de los modos de vida y pensamiento de una cultura (en este caso, las culturas inca, azteca, maya, etc.).
En el etnocidio se ve a “los otros” como “salvajes”, pero creyendo que se puede “mejorarlos” al transformarlos, de manera que se parezcan al modelo propio, por ejemplo, a través de la evangelización.
El art. 75, inciso 17 de la Constitución Nacional
El texto de la norma constitucional señala textualmente:
Art. 75: “…Corresponde al Congreso:…17. Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería Jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones".
Esta disposición de la Constitución Nacional se fundamenta en el reconocimiento del respeto por las minorías: son aquellos grupos que, por razones culturales o religiosas, no comparten las mismas características de la mayoría de la población de un país.
Fuentes:
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